Cuando se carece de armonía el efecto es el dolor físico, mental, emocional o espiritual. La enfermedad es un estado de tensión, lo que conduce en la resistencia de los movimientos de bloqueos de energía. Lomi Lomi es una ayuda para liberar esto y por lo tanto facilitar el camino hacia la curación. En el plano físico, es a través de Lomi Lomi que el estrés y la tensión se alivia, la sangre, el flujo linfático y la eliminación de los desechos y toxinas es estimulado.
Entonces, ¿Qué sucede durante el masaje Lomi Lomi? ¿Cómo se realiza? Un Lomi Lomi por lo general comienza con las unión humana en silencio entre el cliente y el profesional, una mano del profesional es a menudo apoyada descansando sobre la espalda del cliente. En este silencio el profesional dirá en voz baja una bendición o una oración para pedir la curación y es todo lo necesario para poder llevar a cabo el masaje. Como alternativa, o además, el cliente puede pedir su intención de establecer cualquier curación que le gustaría recibir. La masajista a continuación, funciona de forma muy intuitiva con el cliente. A este respecto no existe un formato o secuencia fijo para el masaje y no hay dos masajes que sean idénticos.
El masaje en si se da en forma fluida, el movimiento rítmico de los antebrazos, así como de las manos. Algunas personas han descrito esto como la sensación del movimiento de suaves olas sobre el cuerpo. Otra característica es que en diferentes partes contrarias del cuerpo se puede dar el masaje al mismo tiempo, por ejemplo brazo o la mano puede estar trabajando en hombro y puede estar la otra trabajando en la cadera opuesta. Esto ayuda a beneficiar la relajación total, ya que es imposible o al menos muy difícil para que el cerebro se enfoque en dos áreas diferentes a la vez. Al no trabajar en las áreas de forma aislada un profundo sentido del equilibrio y la armonía se logra. Como lo antedicho, “Mientras que la técnica es importante, la prioridad es amar el cuerpo, utilizando la intuición por lo que el masaje es correcto para el cliente". El cliente en la camilla no es visto como alguien que se ve necesitando ayuda, sino que se le devuelve el equilibrio y la armonía. Es importante recordar que el profesional no cura, pero es el facilitador para la curación.
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